arte de Miyazaki

domingo, 14 de febrero de 2016

El extraño (Parte 1ª)

Siempre me encuentro frente a una pantalla. Cuando me despierto miro el móvil, desayuno viendo la televisión, leo con mi ipad, escucho música con mi ipod, y cuando voy a dormir lo hago en el sofá, viendo algún programa. Nunca duermo en mi habitación puesto que no tengo allí un televisor. Parece que todo lo que me rodea tiene que ver con esa atracción a la tecnología, pero creo que lo que realmente me gusta de todas esas cosas es que me ayudan a conectar con las personas. Al final lo único que necesito es no sentirme solo y ver y escuchar las voces de la gente, verme rodeado de ellas mientras duermo, aunque en ese momento es cuando menos necesario resulta. Estar solo es normal en mí, lo extraño es que tengo amigos, personas que realmente me importan, y que no cubren el vacío. En determinados momentos uno puede sentirse solo pero... no estar vacío. Volver después de pasártelo en grande con los compañeros a casa y lamentarte porque no tienes nada ni a nadie es frustrante, sumamente.
 Esa fue mi reflexión durante unos días que se me antojaban muy lentos. En una semana llegué a recavar en toda mi vida con detalle, y me dio tiempo a analizarla; era sencilla y plana, es la conclusión a la que llegué. Me conformé con lo que tenía.
Esos días simplemente me limité a buscar cosas y leer artículos en Internet hasta que hallé algo interesante; se trataba de una historia, una triste y amarga, que era como yo me sentía en ese momento. Llegué a odiar al que la había escrito, pero todos hemos leído alguna vez una historia tan sumamente triste que es hasta bonita. Yo me identificaba con ella. No tuve reparo en escribir a la persona que lo había hecho y que resultó ser alguien amable, inteligente y simpático. Todavía no sabía mucho de él, pero por cómo hablaba parecía alguien maduro, unos años mayor que yo. En su avatar había puesto la foto de un conejo comiéndose una zanahoria, era lo único que no encajaba con su personalidad. Pronto nos hicimos amigos, y resultó extraño porque el vacío comenzó a disminuir. Poco a poco me estaba ganando, y yo, con él, ganaba otra batalla. Iba a estudiar y volvía corriendo, deseando hablar con él. Por fin sentía algo de calor en mis venas y ¡literalmente! Antes siempre había necesitado guantes pero ahora la temperatura de mis manos me permitía mover los dedos con facilidad sin necesidad de complementos, aunque probablemente se debía a la corrida que hacía desde la escuela a casa.
Me enseñó de todo. Al principio mencionó ser profesor pero el tema cambió repentinamente en la conversación de modo que no insistí. Le preguntaba acerca de mis deberes de matemáticas, los de biología, los de filosofía, historia... parecía saberlo todo, era un prodigio. No sólo conversábamos acerca de mis deberes, sólo nos sirvió para romper el hielo al principio y conocernos a través de algo, nuestro auténtico motivo para hablar era la soledad, en eso éramos iguales, eso y que nos encantaban las novelas de ciencia ficción. Muchas veces me preguntaba acerca de alguna novia que hubiese tenido, pero yo enseguida lo negaba porque nunca me había interesado. Siempre era un tema que salía a coalición. Yo no le pregunté a él sobre sus relaciones, temía la respuesta; si decía que sí entonces todo acabaría, mi fantasía con él se perdería; ya nunca sería la persona perfecta a la que idolatraba, saber que que ese Dios de las alturas se había perdido debajo de una falda, más que decepcionarme, me descomponía, y él me odiaría, y yo me odiaría por pensar así. Una vez una de estas conversaciones tensó el ambiente. Él me preguntó:
-¿No piensas echarte nunca una novia? ¿No dices siempre que estás solo?
- Bueno, es verdad que antes lo estaba, pero no era algo que me interesara, ¿Cómo lo diría...? Me resulta agotador sólo pensarlo. Además, ahora te tengo a ti.
-Si va a cambiar algo para mejor es necesario intentarlo, y yo no cubriré todas tus necesidades. Además, habrá un momento en que yo no esté, y entonces ¿Qué vas a hacer?
-No creo que ese momento llegue, pero si llega...me lo pensaré. De todas formas, ¿Porqué todo el mundo tiene en la cabeza algo así? ¿Es tan malo no tener a alguien a quien querer? Yo no lo he experimentado personalmente pero leyendo parece algo complicado y problemático, ¿Qué necesidad hay de sentir amor por alguien?
-...¿No es acaso porque estás vivo?
No es que la respuesta me sorprendiera, él era así siempre,sin falta de razón; pero esta vez encontré un atisbo de deseo en sus palabras, no sabría cómo describirlo exactamente pero parecía como si él no pudiese experimentarlo y aun así lo anhelara con fuerza.
-Sí, supongo que estar vivo es bueno, después de todo es por lo que estamos aquí, hablando juntos y compartiendo opiniones.
No hubo respuesta. Los días siguientes fueron cayendo en intensidad. Ya no me respondía con naturalidad, todo parecía forzado. Intenté sacar un tema que le gustaba mucho, Nikola Tesla siempre le animaba a estudiar e investigar acerca de aparatos súper extraños con algún fin o muy tonto o demasiado ingenioso que luego me enseñaba y que verdaderamente me fascinaban. Pero nada surtió el efecto que esperaba. Se alejaba más y más y yo no podía hacer nada por evitarlo, y de nuevo acabaría solo, esta vez intentando ligar con alguna chica que seguramente no me satisfaría tanto como esas conversaciones, y todo porque él me lo había dicho. Me había enseñado tanto... sólo el imaginar que dejaría de descubrir el mundo que él representaba me ponía al borde del abismo. Sus teorías sobre la revolución francesa, las complicadas ideas que sacaba de Freud  y de un tal Zecharia Sitchin y sus famosos annunakis, el amasijo de libros que analizaba y que luego yo consultaba en la web para darme cuenta de que todo lo que decía tenía sentido... con él todo cobraba sentido. Que una persona tan inteligente existiera parecía un milagro, y haber dado con él otro mucho más aterrador.
Llegó el día que tanto temía, aunque en ese momento no me imaginaba lo que iba a ocurrir. Empezó hablándome despacio:
-Tengo algo que contarte, es una buena noticia aunque quizá no te guste mucho. Espero que no tenga que derribar tu puerta porque te haya dado algo del disgusto.
Me hizo feliz, después de una semana había comenzado a hablar como siempre lo había hecho, haciendo comentarios estúpidos que me hacían sonreír. Esa era la persona con la que había estado todo el año. Por otro lado me satisfizo bastante la idea de poder verlo en persona. Nunca me había interesado y por ello nunca había preguntado, o eso pensaba, todo lo que necesitaba me lo daba a través de la pantalla, pero sentí cómo picaba la curiosidad.
-Pareces de buen humor hoy. Cuéntame, seguro que no es para tanto.
-He conseguido un nuevo trabajo, uno que va a permitirme comprar una tarta con todas las velas necesarias para el día de mi cumpleaños.
-¡Vaya! ¡Eso sí que es una buena noticia! ¿Cuál es el problema entonces? ¿Tu jefe te obliga a ir a su despacho a hacerle un trabajo a cambio del puesto? Quizá te merezca la pena- le solté, riéndome por dentro y pensando en la buena ocurrencia que había tenido.
-No por dios, pero sí que tengo algo que sacrificar... Ya no voy a poder hablar más contigo, sé que te preguntarás cuál es ese trabajo que me quita tanto tiempo pero no es algo que pueda decir fácilmente, espero que lo entiendas.
No pude mirar más la pantalla. Como decía él, mi cabeza no paraba de hacer preguntas; ¿Porqué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Acaso no éramos amigos? ¿Porqué tiene que dejarme por un trabajo? Es verdad que yo no soy tan inteligente ni sé tanto como él pero ¿Acaso no se había superado eso cuando seguimos hablando durante un año seguido?¿Se había aburrido de mí por fin? La única persona que me había dado algo desde hace muchos años me dejaba repentinamente y sin ninguna respuesta, todo se convertía en un caos. Comencé a sentir calor en la cara, la sangre se me había subido a la cabeza porque empezaba a llorar con fuerza.
-No te preocupes, sé que pronto encontrarás a alguien muy importante para ti y te olvidarás de mí, no tienes que estar triste, si yo lo digo es porque así será. Te sobran cualidades para lograrlo.
Las lágrimas seguían cayendo, me agarré el dorso de la manga y me las limpié como pude. Me estuve imaginando que ese día llegaría después de verlo tan distante conmigo, pero esperaba que sólo fuesen imaginaciones mías. Error, de otro modo me habría dado tiempo a prepararme. De repente no sabía desde cuándo alguien con quien no mantenía ningún tipo de contacto físico había calado tan profundamente en mí. Amigos míos con quienes sí me veía desde hacía mucho tiempo no tenían ese tipo de influencia o atracción. Era estúpido ¿Desde cuándo me había yo unido tanto a esta persona? ¡A una persona virtual, nada menos! Vi cómo las lágrimas volvían a correr y caer sobre las teclas del ordenador. Veía todo borroso y no sabía si era por las lágrimas o el aluvión de sentimientos.
-Espero que te sirva más que para comprarte una tarta con cincuenta velas en tu cumpleaños.
Es lo único que pude contestar, y me arrepentí, habiendo contestado eso él me respondería divertido algo como "¡Me has echado años de más!" o "¿Acaso te parece que soy tu abuel.o?", y no estaba de humor para eso, de modo que desenganché el ordenador de la electricidad y le di una patada a la torre, dejando un poco abollado el metal. Para cuando me compraron otro ya había pasado más de una semana y no tenía forma de contactar con él. Esa no había sido mi intención cuando golpeé el aparato pero por otro lado era mejor así; no quería encender la computadora, hablarle y ver que él no contestaba.
Pasaron días, semanas, meses, pasaron dos años. En ese tiempo yo había conocido a una chica, todavía no me había olvidado de él puesto que seguí su consejo sobre encontrar a alguien que me hiciese sentir algo especial. Era guapa, un poco tímida al principio. Comenzó a acercarse a mí, eso es lo primero que me gustó de ella, su valentía. Pronto comenzamos a salir y empecé a desearla fuertemente, tanto que había derretido algo de ese sentimiento de soledad por mí, por eso incluso comencé a amarla.
Varios años después, casado y con dos hijos asistí a una reunión de trabajo en la sede de nuestra revista (me había empeñado en estudiar periodismo porque deseaba seguir aprendiendo cosas nuevas cada día, aunque el trabajo no resultó ser exactamente como yo esperaba. Supongo que todos ponemos demasiadas expectativas en lo que no conocemos). Allí un compañero de trabajo me invitó a una cena para celebrar las fiestas de navidad que se acercaban. Todos los años reunían a los  novatos y les gastaban una broma, la última vez les pusieron en la cerveza una guindilla, lo que no les hizo tanta gracia a los que estaban sentados en frente.
El compañero que me había mencionado lo de la fiesta y yo éramos prácticamente los únicos que estábamos sobrios de modo que de forma natural nos juntamos para hablar entre nosotros.
-Vaya unos blandengues -dijo. -Se beben tres cervezas y no pueden levantarse del asiento sin tropezarse con una camarera.
En esto que uno de nuestros amigos se levanta del banco de madera y se dispone a andar hasta la puerta del baño dando trompicones, cuando una camarera con una bandeja aparece por su izquierda y chocan abrupta-mente, tirando las bebidas que se disponía a servir y derramando el contenido por el suelo.
Por un momento nos miramos sorprendidos y comenzamos a reír. Asustaba la casualidad en que había acabado todo. Cuando volví la mirada hacia él, se disponía a decir algo:
-Madre mía, ¡que casualidad!! ¿Crees que podrían pagarme por esto? Por convertirme en un mago y adivinar el futuro...
-Si lo único que predices son las desgracias no creo que te paguen mucho.
Nos reímos de nuevo. Hacía tiempo que no quedaba con mis amigos del trabajo y comenzaba a extrañar una salida de esas.
-Esto me ha recordado a un tiempo en que estuve hablando con alguien que parecía saberlo todo. Era extraño, no sabía nada de él pero para mí era indispensable -Me dijo.
-¿En serio? ¿Es posible fiarse de alguien a quien no conoces de nada?
-Pues no lo creía, pero él me demostró que sí -se paró a pensar un poco y miró al techo, como intentando recordar- en realidad sólo hablábamos por chat en internet. Sé que es raro pero ni siquiera sé como era su cara, ni sé su nombre. Solo sé que gracias a él he conseguido un buen trabajo, me enseñó mucho, más de lo que podré agradecerle en mi vida.
De repente se movió algo en mi cabeza, escuché como una rueda de relojería comenzaba a moverse dentro de mí. Recordé aquellos días felices, todo el año que había estado hablando con un extraño por chat, que me había marcado y del que había aprendido casi todo lo que sé hasta la fecha, o al menos, los aspectos más esenciales de mi vida, que habían cobrado forma gracias a él ¿Era posible estar refiriéndonos a la misma persona?
-Espera- soné algo agitado, aunque tampoco supe porqué. En aquel momento no había acabado de recordar todo lo que pasó -¿Esa persona cuánto tiempo estuvo hablando contigo?
-Pues como un año, ¿Porqué?
-¿De qué hablabais?
Se lo pensó antes de responder, hizo tiempo dándole un sorbo a su cerveza, sin imaginarse lo nervioso que estaba por dentro:
-Pues me ayudaba a hacer los deberes que me mandaban, pero más que nada me enseñó a pensar por mí mismo, y cómo desarrollar mis habilidades. Esa cosas que no te enseñan en la escuela ¿Sabes? Tú me entiendes. Me decía cosas increíbles acerca de matemáticos y filósofos, bueno, y de ciencias naturales ya ni te cuento. Era un libro infinito, todos los días aprendía algo nuevo y me lo mostraba. Fue una pena cuando consiguió ese trabajo, no pudimos hablar más porque ocupaba todo su tiempo. En realidad no puedo pensar mal de él, me sentó como un tiro que me dejase tirado pero...
Mi compañero siguió hablando pero yo ya no le escuchaba, suponía lo que diría después, yo había vivido lo mismo. Empezó a darme vueltas la cabeza también gracias a las cervezas que me había tomado. Sentí algo en el hombro derecho y me giré. Mi compañero estaba inclinado sobre mí preguntándome si estaba bien y oscultándome el pulso en el cuello. Sólo pude pensar en otra cosa para asegurarme de que se trataba de la misma persona:
-¿Qué avatar tenía?
-¿Qué avatar...a qué te refieres? -Suspiré impaciente <<¿Se había vuelto tonto en un minuto o siempre había sido así?>>
-Me refiero a su foto de perfil ¡¿ Qué foto había en su cuenta de chat?!
-Ah pues creo que era un animal, no me acuerdo muy bien pero estoy seguro de que era un animal pequeño...una cobaya o un conejo, algo así.
-¿Tenía algo en la mano? ¿Una zanahoria u otra cosa? ¿De qué color era?
-No...no me acuerdo, ¿Pero a qué viene este interrogatorio? ¿ Lo conocías?- Me miró muy curioso y desconcertado a la vez pero no me salió contestarle. Uno de los compañeros sentados en la mesa frente a nosotros se nos acercó viendo que algo ocurría, y enseguida preguntó a mi amigo, al que no le dio tiempo a contestar, les dije que me tenía que ir y pagué las bebidas. Algunos se quedaron un poco perplejos cuando me vieron salir apresurado, pero otros estaban tan borrachos que ni se fijaron.
No paraba de preguntarme qué clase de juego del destino era todo aquello. ¿Acaso no había sido yo su único "alumno", el único con el que había compartido todas aquellas cosas? ¿Con cuántas personas más había hecho lo mismo? ¿No era yo el único al que había salvado de la soledad? Me sentí estúpido, pero más que nada impotente, no podía hacer nada y no sabía a dónde iba. Tantos años no me permitirían dar con él de nuevo. Que alguien más lo conociese de hace tiempo no significaba que pudiera encontrarlo ahora, ni tampoco que cobrase mayor importancia que hacía unas horas.

martes, 8 de diciembre de 2015

Lo sencillo en lo desconocido

Pensando como estaba en lo complicado que es vivir, morir sería más fácil. No significa que quiera morir, ni que nadie deba morir, ni mucho menos, pero sí que considero que es algo que al surgir por sí solo y que no conlleva decisión alguna puede llegar a ser una de las pocas cosas más sencillas que nos ocurran en la vida. ¿Acaso no sabemos que toda cosa material tiene un final? Está claro que es lo único que podemos decir con certeza. La naturaleza de la vida es la muerte, no hay opciones, no hay escapatorias. A pesar de que siempre he sido una defensora de que nada es imposible, esto nos supera, y puede que sea la primera cosa que así lo haga (no la única). Pensamos que somos los más listos, nuestro conocimiento aumenta cada día, pero a la vez que se llena de verdades, se llena de preguntas. Existía una figura lo suficientemente sabia como para admitir que <<sólo sé que no sé
nada>>. Fue la frase que posiblemente le dio su fama mundial ¿Quién en este momento estaría dispuesto a pensar tal locura, después de tanta investigación e invención? ¿Que no sé nada? ¿Y todo lo que he aprendido desde que nací qué? ¿no sirve? Por supuesto que sirve, te sirve a ti. A una araña o a un gato seguramente no les sirva de nada, y les sirva más lo que han aprendido por ellos mismos para sobrevivir, a esto es a lo que se refería nuestro amigo, ¿Cómo sé que esto es así y que no es de otra manera para otros?, ¿ Cómo sé que una persona no puede verlo de una forma totalmente distinta a la mía, y yo pensar vanamente que ambos vemos lo mismo? Dichas preguntas nos alejan de la verdad tanto o más que lo desconocido. Por eso el sólo conocer o saber que uno no sabe nada realmente es lo más sabio que uno puede pensar paradójicamente.
Es complejo y es sencillo, es tan contradictorio como la vida misma, y tan fácil como la muerte que sólo se sujeta a la ley de la naturaleza, una ley que somos incapaces de conocer por completo, con la que tan sólo podemos conjeturar, y que es lo que la hace tan magníficamente misteriosa y sencilla.
 Lo sencillo se encuentra en lo desconocido, un lujo que muy pocos pueden apreciar.

domingo, 31 de mayo de 2015

María

María despertaba un día de cada año para ver a su familia. El mismo día del mismo mes cada 12 meses. Su fuerza venía del escaso tiempo que, consideraba, había pasado junto a su familia en vida, y que, debido a su enfermedad, se había reducido drásticamente en sus últimos momentos de aliento, cuando tenía más cosas que compartir. Ese deseo tan intenso la recompensaba con unas horas de vida en las que salía de su recinto funerario para asistir a una reunión acogedora con su familia después de la larga espera.
Su aspecto, sin embargo, no variaba de un año al otro. Conservaba la misma apariencia de una entrañable anciana risueña y llena de vida. El camisón, que atrás en el tiempo había sido blanco, ahora sí que guardaba un aspecto andrajoso y sucio, algo más común si pensamos de dónde provenía: bajo tierra. La apariencia, a mi entender, debía mantener, sin embargo, su brillo y delicadeza inicial porque se trataba de algo sagrado; el cuerpo donde se refugia un alma.
La familia de María estaba acostumbrada a su presencia cada año, y añoraban con impaciencia el día en que despertaría y se uniría a ellos como en los viejos tiempos, cuando se divertían paseando a la vereda del río y parando a comer natillas caseras en la confitería, un postre que le encantaba a María.

Pero en la noche debía volver sin demora al cementerio, para seguir con su letargo antes del próximo año. En ese momento la despedida era dura, pero se volvía menos intensa gracias a la garantía de poder reencontrarse al año siguiente. María, aún así, se preguntaba si era mejor cuando veía  a su familia todos los días sabiendo que en algún momento se acabaría, como ocurrió cuando estaba viva ;o si, por el contrario, era preferible verlos una vez cada doce meses si eso garantizaba que seguiría siendo así por siempre.

viernes, 24 de abril de 2015

Dioses, difíciles de ver

¿Quién es Dios? Es una de las muchas creencias humanas de la que no podemos asegurar su veracidad.
La mayoría se han escudado en el hecho de que la perfección y la armonía del universo no puede haberse creado de manera fortuita, sino premeditada. Sin duda alguna es una buena razón para creer, ciertamente, que una fuerza superior ha construido todo este Mundo en gran medida, ya que está demostrado que las cosas no ocurren por sí solas, sino que debe haber una causa detrás. Sin embargo,¿Quién fue el autor de tal maravilla? ¿Los Dioses egipcios en los que se creía al principio de los tiempos;  los Dioses griegos o romanos , también antiguos; o el más cercano Dios cristiano (o musulmán) del que la humanidad tiene testimonio? A lo largo de la historia han nacido y muerto diferentes Dioses en los que se creía sin duda alguna, lo que nos hace preguntarnos por qué motivo debemos creer que el actual catolicismo no es otra de esas religiones con un Dios que nace y muere después de unas décadas de fe.
Existen pruebas de que personajes narrados en la biblia han existido en la realidad, pero eso no da credibilidad a los sucesos que en ella se narran, ni mucho menos a los acontecimientos milagrosos que se llevaron a cabo. Sin embargo, sí existen numerosas pruebas de la herencia de gran parte de los pasajes y hechos ocurridos en la biblia, que han sido obtenidos de las diversas civilizaciones que han poblado la Tierra. Una cantidad elevada de ejemplos nos enseña, desde tiempos inmemoriales, que muchas narraciones bíblicas están incluso copiadas de éstas antiguas creencias religiosas.
Podemos dudar de las sagradas escrituras entonces, incluso aunque encontremos algunas similitudes con la historia, de lo que nos resulta más difícil dudar va a ser de esa entidad creadora del Mundo y el Universo. Ahora la creencia generalizada es en un único Dios, pero tampoco podemos desechar la teoría de que sean varios (politeísmo), como se creía antiguamente, y no estamos hablando precisamente de civilizaciones con falta de raciocinio.
Siguiendo la justificación de que el universo no salió de la nada concluimos afirmando la existencia de este ser divino y omnisciente. Pero las teorías sobre ese "dios" no deben acabar ahí, simplemente porque un Dios como se describe en la biblia no es del todo creíble puesto que existen muchas contradicciones en sus palabras y sus acciones ¿Un dios es único si se convierte en padre, hijo y espíritu santo? Aunque estas tres cosas se digan que son la misma,  en realidad encontramos que son diferentes porque de lo contrario no existiría la necesidad de nombrarlos por separado. De hecho, en el nacimiento del cristianismo hubo una gran polémica respecto al tema ¿No es entonces el cristianismo una religión con más de un Dios contradiciendo a las propias escrituras? Como estas encontramos muchas preguntas que son imposibles de responder porque no obedecen a algo lógico, sino contradictorio.
Los Dioses griegos y egipcios son más fáciles de descartar puesto que se le atribuyen una cantidad de cualidades humanas de las que un Dios como el Creador no puede disponer, puesto que es un ser superior a nosotros. Por no mencionar que la necesidad de la existencia de estos Dioses se debía principalmente a un intento por explicar los fenómenos de la naturaleza como son las estaciones, los terremotos, incluso el cultivo (me refiero con esto al nacimiento, crecimiento y obtención de frutos) de las plantas.
A pesar de la frágil teoría que sustentan estas religiones es sin duda apreciable que las casualidades no existen y que lo inevitable es lo único que nos lleva a un fin. De modo que olvidándonos de todas las teorías propuestas hasta ahora sobre un Dios Creador del cielo y la tierra, me aventuraré a emprender una conclusión propia que se distingue casi al cien por ciento de las anteriores. Sólo va a tener como denominador común la confirmación de la creación del Universo como un hecho premeditado y no azaroso:
Se trata de un protagonista al que no nombraré como "dios", puesto que ese término está ya determinado para otro tipo de objeto que no tiene relación con mi idea. Conoceré a este Creador como una tremenda fuente de energía y fuerza que hace posible una cantidad de coincidencias que llevan a la vida, y que  posee una inteligencia y un poder muy superiores, tan superiores e infinitos que no puede ser otra cosa que todo. Lo hallamos en cada galaxia, cada sistema solar, cada planeta, cada persona, cada microorganismo, cada célula, cada molécula, cada átomo, cada sentimiento, la humanidad... lo es TODO. Pensándolo bien, en esto es también muy cercano al Dios del cristianismo que se encuentra en todas partes, pero no hay que olvidar que ese Dios es capaz de hablar y de sentir como una persona, a diferencia de esta energía y poder, que no va a ser muy diferente del espacio y el tiempo (en mi segundo artículo "el tiempo es la clave" podemos hallar la explicación a esto), algo ajeno a nosotros porque no poseerá humanidad, pero algo con lo que todos contamos dentro de nuestra persona tanto física como emocionalmente. Al tratarse de todo lo existente que, por así decirlo, da lugar a cualquier acontecimiento que ocurra en el Universo, yo me lo imagino como una red de telarañas que sostiene el Mundo y a cuyos movimientos están sometidos todos los fenómenos. Esta "red", al encontrarse en cada parte y ser cada cosa, no dispondrá de atributos humanos, ni tendrá necesidad de presentarse para obrar milagros. Los dioses humanoides como los de las religiones se contradicen también en este detalle, puesto que si su poder es infinito no habrá necesidad de enviar a un mesías que divulgue la palabra porque, sencillamente, no tienen la humanidad siquiera de pensar en convertirse en Dios, simplemente lo serán, y no necesitarán
para ello la ayuda de la fe.

Esta fuerza suprema no tendrá sentimientos propios, ni objetivos, ni proyectos para nadie. Simplemente se encontrará ahí para hacer avanzar la vida de todas las cosas y contar historias.

martes, 3 de marzo de 2015

Muere un día

Decidido a levantarme para hacer trabajar a mis piernas aproveché para dar una vuelta por el casco histórico de la ciudad. Pasé por la glorieta, el lugar donde cientos de personas se habían reunido una vez para alabar las maravillosas melodías de una banda amateur, más pegadiza de lo que en un principio se esperaba. Los jóvenes músicos entrados ya en una adolescencia avanzada parecían brillar ante los focos de luz de colores que se proyectaban sobre ellos, pero alguien destacaba por encima del resto de amigos. Un chico apuesto de rasgos suaves y tez clara que dejaba ver unos ojos verdes esmeralda bastante atrayentes y salvajemente despreocupados. Él  marcaba el ritmo y todos lo seguían con gran confianza y sin temor a errores, los errores eran para quien tenía miedo a fallar, pero ellos no entendían ese sentimiento.
 Continué por las oscuras callejuelas del centro, rodeadas de un ambiente helado y una calzada resbaladiza por el rocío. Mi regular respiración exhalaba un vaho blanco parecido al humo del tabaco, para luego inhalarlo por la nariz provocándome unas punzadas de dolor intensas pero efímeras. Cerca del parque hacia el que dirigí la vista estaba la plaza de los apóstoles, donde todo había comenzado una vez, con un pequeño hombrecito aprendiendo a tocar la armónica de "la vida", recordada así porque gracias a esa pequeña herramienta de metal aquel niño se ganaba unos cuantos centavos, lo justo para las tres comidas del día, que aunque, por el aspecto quizás, no era un alimento digno de llevarse a la boca, el chico lo engullía con glotonería y entusiasmo, provocando las miradas de desaprobación de la gente que pasaba por su lado, con intenciones que ni siquiera llegaban a rozar los pensamientos de un niño feliz con tener algo de comer.
Continué mi camino, esta vez dirigiéndome cerca del río, por donde corría un brisa más helada si cabía que la de la misma agua. Allí, justo donde unos cisnes y unos cuantos gansos se amontonaban en la orilla había aparecido un grupo de jóvenes años atrás, aquel sitio se les antojó su guarida y lugar de planificación. Esa época fue una de las mejores de sus vidas. Charlaban y planeaban su futuro como banda de rock, se contaban los amores y las desventuras, se llevaban sus guitarras para ensayar y unos aperitivos para acompañar. El chico de la armónica y de ojos esmeralda era el más vivo y risueño, consideraba que su labor era la de llevar al grupo a una unión que fuese imposible de separar incluso por la propia muerte. <Que irónico>, pensé en ese momento. Él daba los discursos alicientes que rebosaban de carisma hacia sus interlocutores, que lo escuchaban con atención y con un destello brillante en la mirada. Observándolos con detalle, en una escena me pareció ver al sol alumbrando a los planetas de su sistema solar. Cuando me quise dar cuenta, esos ojos destellantes me observaban desde la ribera del río, directamente se clavaron en los míos permitiéndome deliberadamente, adentrarme en su mente. El chico sabía quién era y porqué estaba allí, pero percibí con asombro una gran frialdad, seguramente incapaz de dirigirla a otra persona que no fuese yo.
No quise detenerme más en ese recuerdo y eché a andar de nuevo, sin un rumbo fijo, porque daba igual donde me dirigiese, siempre llegaría al pasado del chico de la gran sonrisa.
Pero el momento se acercaba cada vez más, y las salidas se desvanecían dando paso al único camino que debía seguir y en el que comenzaba mi trabajo.
Avanzando en la neblina llegué a vislumbrar algo al final de un puente, alguien de pie y de ojos verdes me esperaba al otro lado, de modo que aceleré el ritmo hasta que estuve frente a él.
-¿Que quieres, porqué me sigues?- me preguntó en un tono desafiante. Su expresión, aún así, me dejaba entrever su perplejidad.
Después de escuchar tantas veces las mismas preguntas mi mente se había colapsado hasta tal punto que mi respuesta era un acto reflejo que no distaba de miramientos ni de detalles. Todos eran, al final, innecesarios.
-Vengo a por ti, debes venir conmigo. Esto se ha acabado para ti.
El chico me miró con su hermoso rostro sin decir una palabra.
-Ya sabes quién soy, no necesitas más. Sólo debes acompañarme-. Me acerqué a él pero retrocedió y tropezó cayendo en la carretera del puente. Ahora su ropa y su rostro tenían matices marrones por el barro que había saltado. Esa noche había llovido bastante.
-No sé qué haces aquí ¿porqué no te vas donde te necesiten? A mi todavía me quedan muchas cosas por hacer y muchos lugares que ver. ¡No es mi hora!
Giré la mirada hacia la derecha, debajo del puente sobre el que nos encontrábamos el río corría fuerte y su caudal había aumentado gracias a la tormenta de anoche. Agudicé mis ojos hasta que pude ver con claridad el coche que había caído desenfrenado por el borde del puente hasta el río, y que ahora estaba hundido en el agua con su conductor al volante, un chico de ojos esmeralda al que le había resultado imposible abrir la puerta del auto debido a la presión, y que no había podido aguantar la respiración más de un minuto, hasta que sus pulmones encharcados  le habían fallado y el corazón se le había parado, dejando el cuerpo inerte en un flotante equilibrio bajo el dulce circuito del agua.
-¡Todavía pueden salvarme! Sólo necesito que alguien venga a rescatarme y sea tan amable de llevarme a un hospital. No está todo perdido. ¡Dame un poco más de tiempo!
Su actitud ahora era desesperada, las lágrimas le resbalaban por las mejillas rojas de la tensión y la angustia. Comenzó a hiperventilar sin dejar ningún rastro en el aire, de su respiración ya no salía ese vaho blanco del invierno, sus llantos ya no se escuchaban en el mundo, todo había cambiado de un momento a otro, y comprendía perfectamente que ese cambio repentino era la clave de su tristeza desgarradora y de su desesperación, pero ya no había vuelta atrás. La vida es un cúmulo de sorpresas, a veces buenas y otras malas, pero a todos nos llegan ambas a la hora establecida.
Por un momento me apiadé de él. Sabía el tipo de persona que era, había estado observándolo durante un tiempo porque algo que emanaba de aquel chico atraía con una fuerza tremenda a todo el que hubiese visto esos ojos inspiradores. Que a menudo eran despertados o emocionados por su fascinación desde las pequeñas e inexpertas notas de la  armónica, hasta la batería estruendosa de ritmo rockero.
El chico leyó mi cara, aunque fuese algo parecido a un demonio no significa que de vez en cuando pudiera responder de manera humana a las emociones de alguien en particular.
-No necesitas más tiempo, has hecho todo lo que tenías que hacer, lo has hecho todo. Y no debes angustiarte porque esto vaya a acabar, te espera un camino nuevo que seguir, más sitios que ver, más cosas que descubrir, más sensaciones que sentir y más personas que conocer.- Esa iba a ser toda respuesta final que diese al joven, cosa que pareció entender porque después de un rato sentado en la acera se levantó y me miró resuelto.
-Está bien, iré contigo si me prometes una cosa-. Tal petición realmente me sorprendió, sentía que su mente había girado ciento ochenta grados. Se había tranquilizado y pensaba normalmente. Era como si en el fondo, él esperase lo que estaba a punto de ocurrir.
-¿De qué se trata?
Vi cómo se sacaba un objeto plateado del bolsillo, el instrumento se encontraba en su peor momento, pero sin duda se trataba de la vieja armónica de aquel niño que con cinco años había conseguido la atención de personas asombradas por su genio musical.
-Esto es para ti. Sé que llevas años observándome, y no eres el único, yo también te he observado. No sé que eres realmente, si un espíritu mensajero, un demonio, un ángel de la guarda, pero ¿Sabes qué? me da igual, porque sé que siempre has estado ahí para protegerme. Que cuando las cosas me iban mal, tu aparecías inclinando la balanza hacia el lado contrario, y también estoy seguro de que has puesto fin a mil batallas que se han librado por razones despiadadas y sin rumbo, es por eso que te ofrezco esto como recompensa por todo lo que has hecho por mí, y lo que seguirás haciendo por los demás. Confío en ti y por eso te seguiré.
Me quedé atónito. Nunca antes había escuchado tal revelación hacia mi persona. No daba crédito a las palabras que había recibido mi oído de águila. ¿Era cierto que alguien a quien estaba condenando a morir, aunque fuese un hecho irremediable, estuviese agradeciéndomelo? Es cierto que lo observé y cierto es también que sin darme cuenta pude influir positivamente en algún momento de su vida, pero si así fue no lo hice exclusivamente por él, sino por el simple placer del entretenimiento, y puesto que era una persona interesante, las cosas no debían acabar tan rápido. Pero ese era el único motivo por el que de vez en cuando mi mente sin pensarlo tendía a cuidarlo y protegerlo. Sin embargo, y dejando todo eso de lado, la persona que está aquí ahora es la que viene a por su alma, todos los demás habrían suplicado entre lágrimas como él hacía hace un momento, pero nunca me había enfrentado a una situación en que la persona que se hallaba al límite encontrase un resquicio de humildad y humanidad con la que me llegase a comprender de alguna forma, incluso hasta el punto de ofrecerme un objeto sagrado para él. Deseé con todas mis fuerzas que sus palabras hubiesen sido la verdad de mis intenciones pasadas.
Sin darme cuenta unas gotas cálidas comenzaron a resbalar por mis huesudas mejillas, las primeras en todos mis días de vida. Me llevé la mano a la cara limpiándome sorprendido esas muestras de afecto que habían nacido de unos ojos sin brillo ni  vida. Contemplé al joven, que de repente me inspiraba terror, un terror por otro lado placentero, puesto que era una persona capaz de cambiar mi vida de un momento a otro.

Fue el chico el que se acercó a mi entonces, me cogió la mano y me posó el instrumento rodeándome los dedos sobre él provocándome un escalofrío .
Sonrió, y fue una sonrisa brillante, la más brillante y también la más triste que había existido. 

miércoles, 25 de febrero de 2015

El amor todo lo puede

Hasta ahora se ha especulado que puede tratarse de una enfermedad cerebral, un estado de ánimo, o incluso, simples celos hacia una persona en la que ves todas las cualidades que te gustaría poseer.
Creo sinceramente que el amor tiene varios estados; el primero es un amor pasional, un estado fugaz que se refiere al momento en que sientes una atracción fuerte hacia una persona que se acerca a ti de manera más bien inesperada. Es intenso en un principio, pero poco a poco desaparece. Da la casualidad de que desparece no cuando estás lejos de esa persona, sino cuando te encuentras a su lado y comienzas a conocerla. De hecho, en un principio habías idealizado de forma irremediable  a ese individuo al que realmente desconocías, y después te has dado cuenta, de que esa persona, al igual que todos, tiene sus defectos. En este periodo de tiempo, a veces largo, y otras corto, en el que la chispa del principio ha desaparecido, surgen dos caminos:  el de dejar de amar a esa persona al haber comprendido que la magia era tan sólo un estado temporal, o comenzar a quererle.  Hay quien pierde completamente esa atracción hacia el otro sujeto, llevando a la separación, mientras que quien lo transforma en algo más profundo se percata de que, aún sin ser la persona imaginada, sí es con la que querrá  pasar el resto de su vida, porque sus cualidades serán más que sus defectos.
Se forma así un vínculo de amor pasivo, menos carnal, pero más profundo, que se enfoca sobre todo en un amor familiar y deja escapar la fugacidad del flechazo. Comienza a desarrollarse cuando la familia aumenta con el nacimiento de los hijos y los nietos, uniéndolos más en esa dependencia de pareja y el compromiso establecido.
Siendo así esto, y llegados a este punto, este tipo de amor no es puesto a subestimar. El amor será varias cosas unidas en nuestra mente debido a la complejidad del cerebro humano. Por un lado lo formarán los celos, que llevan a la admiración y a la atracción hacia el otro sujeto;  también se caracterizará por un estado de ánimo de la mente, que al segregar las hormonas tiroideas incrementa la sensibilidad del cuerpo y el desarrollo de la adrenalina. Y la pregunta que me hago habitualmente es ¿Sería posible calificarlo de enfermedad? Sin duda tiene aspectos que la ciencia debería aprobar como signos de trastorno mental debido a que en ocasiones se producen reacciones exageradas que llevan a actuaciones peligrosas o que podrían tildarse de locas, pero resulta que en nuestro mundo existen una serie de elementos que hallamos en nosotros llamados emociones humanas, y que tienen que ver de manera directa con este sentimiento amoroso, puesto que el amor es una emoción, la emoción por excelencia.
Una enfermedad lleva al mal funcionamiento de un elemento en concreto de nuestro cuerpo, y este término siempre lo encontraremos referido a oraciones peyorativas. Sin embargo, y a pesar de ser la fuente de numerosos problemas debido a su naturaleza de desencadenante emocional , el amor es, sin lugar a dudas, la fuerza más necesaria con la que contamos.

Porque ciertamente, el amor es lo que moverá el mundo. No sólo el amor hacia la familia, los amigos, o la pareja, sino el amor hacia la vida. El amor que sientes cada mañana cuando te despiertas y  sabes que estás vivo es el que te ayuda a levantarte y emprender tu camino, sea cual sea. Por eso, el amor a uno mismo es el más importante, sin él eres incapaz de ver la realidad que te rodea. Y si esto es así, si se trata de un elemento que forma parte de algo tan importante como la vida misma, será imposible comprenderlo como enfermedad. Sí en cambio, reiterándome en mis palabras anteriores, como la fuerza que despierta y mueve el mundo. 

lunes, 16 de febrero de 2015

La contradicción del Universo

Todo a nuestro alrededor está formado por los opuestos. Esto quiere decir que toda cosa material o inmaterial va a tener un opuesto irremediablemente. En el caso de la materia, será la anti-materia; de la luz, la oscuridad; del bien, el mal; de la felicidad, la tristeza; de la vida, la muerte... y podría mencionar combinaciones infinitas. Como es fácilmente observable, estas combinaciones se expanden a todos los ámbitos, y las llamo combinaciones por una sencilla razón: porque no serían capaz de existir la una sin la otra.
Digamos que no existe la luz, de este modo el concepto oscuridad como ausencia de luz desaparecería, y la oscuridad tornaría a no existir, es de hecho imposible que uno de estos elementos exista sin su contrario.
No podríamos decir que una persona está haciendo el mal si esto es lo único que conocemos, y si el mal es lo único que conocemos, ¿seríamos capaces de existir? Posiblemente no, al igual que si estuviésemos dominados por la oscuridad, la ausencia de luz acabaría con toda la vida terrestre si es que alguna vez hubiese podido formarse. Al igual que si no existe el todo, no existiría la nada, el universo entero está regido por estas leyes inalterables de la existencia.
Este concepto es, por supuesto, aplicable a la vida y la muerte. Podríamos describirlo como dos puntos al final de un segmento que los une. Y los une por la razón anterior, porque sin uno, el otro es imposible. Estos dos puntos unidos al mismo tiempo, alimentan al otro extremo por esa línea de interrelación, por eso la muerte que todos tenemos destinada, va a ser objetivo de beneficio para la vida. Como es bien sabido, el ciclo de la vida es nacimiento, desarrollo y muerte (de manera simplificada), muerte que sirve a los animales, plantas y seres humanos para alimentarse y así, nacer, crecer y morir. Al igual que el ciclo de la vida, los opuestos tendrán un modo en que volver al principio, porque precisamente, los polos puestos, son atrayentes, pero no será a través de un ciclo sino que transcurrirá en el ir y venir de esta línea o segmento. El mal llevará a la actuación del bien por necesidad, la tristeza llevará a la felicidad pasando por ese tránsito de un punto al otro, y así todo llevará a su contrario. Será concluyente de esta  última parte que no sólo van a existir estos opuestos, sino que la línea que los separa es de hecho, también un estado diferente del elemento que los forma, encontrándonos así con los opuestos y el intermediario. El segmento nos lleva a un punto intermedio, el cual es imposible evitar en el transcurso de estos dos opuestos. El estado intermedio tiene diferentes niveles según la parte del segmento por la que cruza,  y es el momento culmen en que se llegará a desarrollar el elemento y definirse antes de llegar al otro extremo. Es decir, este proceso será el necesario para el desarrollo de la vida, el desarrollo de las emociones, y el desarrollo de todo tipo de existencia material o inmaterial. Como ejemplo usaré la construcción de un castillo, sin poner el primer ladrillo, sería imposible llegar al último (el otro extremo), igual que, sin quitar primero el último y continuar quitando de forma contraria a como lo has ido construyendo, resultaría imposible su "desarrollo" contrario (hacia el otro extremo),  sin producir un derrumbamiento.
 
Es por esto totalmente necesario el seguimiento de la línea cuando cruzamos de un extremo al otro, y no será posible un ciclo, puesto que este no tendrá un final o un principio definidos, contrariamente a lo evidente.

Concluyendo con lo principal, el Universo por completo va a constar de esta contradicción infinita, que será necesaria para su existencia.